Ultras húngaros arribando a Rumanía.
"Cada vez que un jugador húngaro y un rumano luchan por un
balón, miles de personas sienten que está en juego una cuestión de estado".
|
Cluj-Napoca. Koloszvár. Klausenburg. Tres nombres para una
misma ciudad. En rumano, húngaro y alemán. Capital histórica de Transilvania,
la ciudad de Cluj-Napoca es una de las principales ciudades de Rumanía, aunque
tiene un 20% de la población húngara. El resto son rumanos. Pero en 1910 el 80%
de la población era húngara y los rumanos eran sólo el 20%. Además, en muchos
mapas de la época el nombre aparece en alemán porque la ciudad formaba parte
del Imperio austro-húngaro y en ella vivía una minoría que hablaba alemán.
La región de Transilvania forma parte del estado rumano
desde el año 1920. Antes era tierra húngara, con los rumanos que vivían en ella
pidiendo autonomía o la unión con el estado rumano. Entre 1940 y 1945, por
decisión de Hitler, Transvilvania pasó a ser húngara de nuevo durante unos
años. En 1945 regresó a manos rumanas. Por medio, refugiados, violencia,
asesinatos, cambios de placas de las calles y nombres de ciudades. Hoy son los
húngaros que viven en Transilvania los que piden autonomía y sueñan con volver
a formar parte del estado húngaro. El papel de esta minoría húngara en Rumanía,
de hecho, siempre ha complicado las relaciones entre los dos estados. Cuando
sus selecciones de fútbol juegan entre ellas la cosa se complica. Como ocurrió el pasado mes de septiembre por las eliminatorias al mundial Brasil 2014.
El partido de ida en Budapest fue muy polémico, pues en la
semana previa un aficionado del Rapid de Bucarest quemó una bandera húngara
durante el encuentro de liga en el campo del CFR Cluj.
El CFR Cluj es
históricamente el equipo identificado como el de la minoría húngara, por lo que
el gesto del aficionado visitante era especialmente provocador. En la grada del
CFR Cluj se pueden ver aficionados que llevan banderas rumanas (como los
miembros del grupoComando Gruia) pero también otros que llevan símbolos
húngaros, como los KVSC, que hacen referencia al nombre original del club
en el idioma húngaro: Kolozsvári Vasutas Sport Club (equipo de los
trabajadores de los ferrocarriles de Koloszvár). El propietario del CFR Cluj es
Árpád Pászkány, uno de los miembros más destacados de la comunidad húngara
en Rumanía.
La quema de esa bandera calentó el partido jugado en la
capital húngara. En la rueda de prensa previa, por ejemplo, los responsables de
la Federación húngara se negaron a contratar a un traductor con conocimientos
de rumano. Cuando los periodistas rumanos preguntaron en inglés, se les
respondió en húngaro. No entendieron nada.
El partido de Budapest se jugó sin público, pues los
húngaros cumplían una sanción por cánticos contra los jugadores de Israel
durante un amistoso. Sin público, Rumanía sacó un empate (2-2) con un gol
en el último minuto. Fuera del estadio se lanzaron objetos contra el bus con
los periodistas rumanos y la policía cargó contra los manifestantes húngaros. A
la quema de la bandera y el episodio de la rueda de prensa se unió un tercer
factor: el partido se jugó en la semana del día nacional de Hungría. Y los
miembros de la comunidad húngara en Rumanía lo celebraron con manifestaciones
que reunieron a unas 10.000 personas, como la de Kezdivasarhely (Targu Secuiesc
en rumano). Curiosamente, las regiones donde los húngaros son mayoría no son
las más cercanas a la frontera. La zona donde los húngaros son mayoría se sitúa
al este de Transilvania, en el centro de Rumanía. Es conocida como el
país Szekle.
Esta región vivió las manifestaciones más populares, con la
presencia de la bandera Szekle, esa que representa a los húngaros del este
de Transilvania (una bandera azul, con franja dorada y una media luna). Una
bandera muy polémica porque las autoridades rumanas la quieren quitar de los
edificios oficiales de los pueblos donde los húngaros son mayoría. La polémica
es tan fuerte que el Ministro de Interior amenazó con expulsar al embajador
húngaro de Bucarest. Y en Budapest, la bandera Szekle apareció en el Parlamento
como muestra de solidaridad.
Esta es una historia de largas polémicas y viejos símbolos.
El partido de Bucarest sí se jugó con público, con unos 4.000 hinchas
húngaros. Unos 1.000, los más radicales, se han organizado en su propio tren.
Otros hinchas que animaran a los húngaros en la capital rumana son ciudadanos…
rumanos. De etnia húngara, cómo no. Las autoridades rumanas han advertido que
no permitirán que los hinchas visitantes muestren banderas provocadoras como la
‘Szekle’ o la bandera de la casa de Arpad, la bandera histórica del
nacionalismo húngaro, que hace referencia a la casa real que creó el reino de
Hungría. Un reino que tenía su corazón espiritual en la región de Transilvania,
hoy en día parte del estado rumano.
Para los futbolistas o entrenadores húngaros con pasaporte
rumano la situación nunca ha sido sencilla, ya que se han visto obligados a
justificar siempre su fidelidad. Dos de los mejores entrenadores de la historia
de Rumanía eran húngaros, como son Laszlo Boloni o Stefan Kovacs, el hombre que
entrenó al Ajax de Cruyff de 1971 a 1973.
Rumanía y Hungría son vecinos que no se llevan bien. Los dos
sienten como suya una región, Transilvania, famosa por las historias de
Drácula. Pero esta región es una región llena de historias más interesantes. Es
la cuna de algunos de les mejores escritores húngaros y rumanos, es tierra de
cultura, buen comer…y de disputa. Cada vez que un jugador húngaro y un rumano
luchan por un balón, miles de personas sienten que está en juego una cuestión
de estado.
Camiseta de los ultras húngaros con alusión al tour hacía Rumanía. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario