11/2/12

Rumanía Vs Hungría. 2013. Un peligroso juego de banderas.

Ultras húngaros arribando a Rumanía.



"Cada vez que un jugador húngaro y un rumano luchan por un balón, miles de personas sienten que está en juego una cuestión de estado".


Cluj-Napoca. Koloszvár. Klausenburg. Tres nombres para una misma ciudad. En rumano, húngaro y alemán. Capital histórica de Transilvania, la ciudad de Cluj-Napoca es una de las principales ciudades de Rumanía, aunque tiene un 20% de la población húngara. El resto son rumanos. Pero en 1910 el 80% de la población era húngara y los rumanos eran sólo el 20%. Además, en muchos mapas de la época el nombre aparece en alemán porque la ciudad formaba parte del Imperio austro-húngaro y en ella vivía una minoría que hablaba alemán.
La región de Transilvania forma parte del estado rumano desde el año 1920. Antes era tierra húngara, con los rumanos que vivían en ella pidiendo autonomía o la unión con el estado rumano. Entre 1940 y 1945, por decisión de Hitler, Transvilvania pasó a ser húngara de nuevo durante unos años. En 1945 regresó a manos rumanas. Por medio, refugiados, violencia, asesinatos, cambios de placas de las calles y nombres de ciudades. Hoy son los húngaros que viven en Transilvania los que piden autonomía y sueñan con volver a formar parte del estado húngaro. El papel de esta minoría húngara en Rumanía, de hecho, siempre ha complicado las relaciones entre los dos estados. Cuando sus selecciones de fútbol juegan entre ellas la cosa se complica. Como ocurrió el pasado mes de septiembre por las eliminatorias al mundial Brasil 2014.
El partido de ida en Budapest fue muy polémico, pues en la semana previa un aficionado del Rapid de Bucarest quemó una bandera húngara durante el encuentro de liga en el campo del CFR Cluj. 
El CFR Cluj es históricamente el equipo identificado como el de la minoría húngara, por lo que el gesto del aficionado visitante era especialmente provocador. En la grada del CFR Cluj se pueden ver aficionados que llevan banderas rumanas (como los miembros del grupoComando Gruia) pero también otros que llevan símbolos húngaros, como los KVSC, que hacen referencia al nombre original del club en el idioma húngaro: Kolozsvári Vasutas Sport Club (equipo de los trabajadores de los ferrocarriles de Koloszvár). El propietario del CFR Cluj es Árpád Pászkány, uno de los miembros más destacados de la comunidad húngara en Rumanía.
La quema de esa bandera calentó el partido jugado en la capital húngara. En la rueda de prensa previa, por ejemplo, los responsables de la Federación húngara se negaron a contratar a un traductor con conocimientos de rumano. Cuando los periodistas rumanos preguntaron en inglés, se les respondió en húngaro. No entendieron nada.
El partido de Budapest se jugó sin público, pues los húngaros cumplían una sanción por cánticos contra los jugadores de Israel durante un amistoso. Sin público, Rumanía sacó un empate (2-2) con un gol en el último minuto. Fuera del estadio se lanzaron objetos contra el bus con los periodistas rumanos y la policía cargó contra los manifestantes húngaros. A la quema de la bandera y el episodio de la rueda de prensa se unió un tercer factor: el partido se jugó en la semana del día nacional de Hungría. Y los miembros de la comunidad húngara en Rumanía lo celebraron con manifestaciones que reunieron a unas 10.000 personas, como la de Kezdivasarhely (Targu Secuiesc en rumano). Curiosamente, las regiones donde los húngaros son mayoría no son las más cercanas a la frontera. La zona donde los húngaros son mayoría se sitúa al este de Transilvania, en el centro de Rumanía. Es conocida como el país Szekle.
Esta región vivió las manifestaciones más populares, con la presencia de la bandera Szekle, esa que representa a los húngaros del este de Transilvania (una bandera azul, con franja dorada y una media luna). Una bandera muy polémica porque las autoridades rumanas la quieren quitar de los edificios oficiales de los pueblos donde los húngaros son mayoría. La polémica es tan fuerte que el Ministro de Interior amenazó con expulsar al embajador húngaro de Bucarest. Y en Budapest, la bandera Szekle apareció en el Parlamento como muestra de solidaridad.
Esta es una historia de largas polémicas y viejos símbolos. El partido de Bucarest sí se jugó con público, con unos 4.000 hinchas húngaros. Unos 1.000, los más radicales, se han organizado en su propio tren. Otros hinchas que animaran a los húngaros en la capital rumana son ciudadanos… rumanos. De etnia húngara, cómo no. Las autoridades rumanas han advertido que no permitirán que los hinchas visitantes muestren banderas provocadoras como la ‘Szekle’ o la bandera de la casa de Arpad, la bandera histórica del nacionalismo húngaro, que hace referencia a la casa real que creó el reino de Hungría. Un reino que tenía su corazón espiritual en la región de Transilvania, hoy en día parte del estado rumano.
Para los futbolistas o entrenadores húngaros con pasaporte rumano la situación nunca ha sido sencilla, ya que se han visto obligados a justificar siempre su fidelidad. Dos de los mejores entrenadores de la historia de Rumanía eran húngaros, como son Laszlo Boloni o Stefan Kovacs, el hombre que entrenó al Ajax de Cruyff de 1971 a 1973.

Rumanía y Hungría son vecinos que no se llevan bien. Los dos sienten como suya una región, Transilvania, famosa por las historias de Drácula. Pero esta región es una región llena de historias más interesantes. Es la cuna de algunos de les mejores escritores húngaros y rumanos, es tierra de cultura, buen comer…y de disputa. Cada vez que un jugador húngaro y un rumano luchan por un balón, miles de personas sienten que está en juego una cuestión de estado.

Camiseta de los ultras húngaros con alusión al tour hacía Rumanía.

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