17/3/16

Holanda v Italia Eurocopa 2000. La osadía de Francesco.

Francesco Totti. Eurocopa 2000.



"Nietzsche mató a Dios, Foucault al hombre, Barthés al autor, ahora resulta que el fútbol, para no ser menos, ha decidido asesinar al error."



"Mo je faccio er cucchiaio", dijo Totti. Y a Paolo Maldini capitán italiano le sonó tan raro como a cualquier otro. Luego, cuando el tótem milanista tradujo mentalmente del romanesco al italiano, la cosa le sonó aún más extraña. En aquellas circunstancias, lo último que podía uno esperarse era que el Dios romano Francesco estuviese pensando en anotar un gol de penal pasándolo por encima del arquero holandés Edwin Vand der Sar el cual tiene una estatura no menor de 1.98 cm.
Era el 29 de junio de 2000 y la semifinal Italia-Holanda de la Eurocopa acababa de terminar en empate. Se jugaba en Holanda y los italianos, encerrados en el círculo central, hablaban de quién tiraba los penaltis. Di Biagio fue el primero en reconocer su nerviosismo.
-"Francesco, yo tengo miedo", dijo Di Biagio. Y Francesco Totti, en su romanesco cerrado:
 -"A quién se lo dices. ¿Has visto lo grande que es aquél?", resopló, señalando al portero Van der Saar. Di Biagio: -"Pues sí que me animas". Entonces llegó la frase inmortal: "Nun te preoccupá, mo je faccio er cucchiaio". O sea, "no te preocupes, yo le hago la cuchara". En el fútbol la jugada "cuchara", "sombrerito" o "globito" es la misma, consiste en realizar un disparo suave y elegante curvilíneo que pasa por delante del portero o varios jugadores para anotar el gol. 
El gran jefe Maldini oía la conversación cuando reaccionó a las palabras de Totti , se dirigió con gran alarma hacia Francesco. "¿Pero estás loco? Estamos en una semifinal del Europeo vez que grande es su portero". Pero Totti ya tenía la idea clavada en el entrecejo: "Sí, sí, le hago la cuchara".
Cuando le tocó lanzar a Totti, caminó hacia el punto de lanzamiento, miró a aquel portero holandés tan grande, se aproximó al cuero y lo acarició en el vientre. El balón partió en cámara lenta, como un globo de feria, hacia el centro del marco. Van der Saar, en cámara rápida, se había lanzado ya hacia un costado. Y el penalti entró como un suspiro, dulce, desmayado, con la miel de un beso y el ritmo preciso de un buen baile.
Francesco y toda la Azurra se salió con la suya, eliminaron al local Holanda de su propia Eurocopa, clasificaron a la final y su Dios Romano quedó en la historia como un valiente que nunca le temió al error.

2 comentarios:

  1. Q pena q este grandisimo jugador no halla ganado un balon de oro x su amor a la roma

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  2. La foto de inicio es del mundial no de la euro

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