![]() |
Toma al Palacio de Justicia por parte de la guerrilla del M-19 |
Por: Nicolás Samper
Las palomas son inteligentes. Al primer riesgo, huyen
despavoridas. El ser humano, en cambio, no. Siente la necesidad de preservar su
vida, pero se da un tiempito para asomarse por la rendija para curiosear la
desgracia. Hubo de ambos casos el 6 de noviembre de 1985. Palomas que ante la
primera ráfaga de tiros volaron para buscar resguardo y transeúntes que por
mirar un poco más cerca las cosas, sucumbieron ante las balas. Así han caído
muchos inocentes y también varios culpables.
El miércoles 6 de noviembre de 1985 las palomas hicieron
caso a su instinto cuando sonó, a las 11:30 de la mañana, la primera tanda de
balazos proveniente de los cartuchos de un grupo de guerrilleros pertenecientes
al M-19 que a sangre y fuego daban el golpe inicial de lo que ellos denominaron
la “Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”.
El objetivo del operativo Tomarse la Corte Suprema de Justicia para así,
obligar al presidente Belisario Betancur de someterse a un juicio público.
Justo a Belisario, el poeta de Amagá, devenido en presidente, que le tendió la
mano a la posibilidad de las desmovilizaciones de grupos armados, le iban a
hacer juicio.
No era la primera vez que el “Eme” trataba de llamar la
atención: la espada de Bolívar, el robo de armas al ejército en el Cantón
Norte, el juicio a José Raquel Mercado –que terminó ejecutado-, las calles
pintadas con arengas subversivas, los discursos políticos de Jaime Bateman
Cayón…
Luego los que investigan en este país (en este caso la Comisión de la Verdad)
comprobarían que el hecho estaba lejos de ser un acto gestado desde la
revolución y para beneficiar al pueblo. La toma había sido financiada con
dineros del narcotráfico para quemar expedientes judiciales que comprometieran
a los capos de la mafia con la posibilidad de ser extraditados a Estados
Unidos.
Mientras todo esto pasaba en el centro de Bogotá, la televisión y la radio se
encargaron de cubrir el hecho a cada instante y sin perder detalle cada
segundo. Y justamente los medios daban una cercana versión de lo que estaba
ocurriendo, ya que los entes oficiales no se pronunciaban.
La imagen del agente del Copes de la Policía que se fractura
una pierna cuando trata de entrar por el techo de las altas cortes, la voz
angustiada de Alfonso Reyes Echandía pidiendo que el presidente apareciera para
tratar de negociar, la imagen del desconocido que siendo trasladado en una
camilla por la carrera 7, se cae de la camilla porque los enfermeros de la Cruz
Roja estaban más preocupados en esquivar disparos, las palabras del Coronel Alfonso
Plazas Vega que, en medio del fuego cruzado, adujo que estaba “defendiendo la
democracia, maestro” y que hoy fue condenado en segunda instancia a 30 años de
cárcel por la desaparición de dos personas... (Actualmente se encuentra libre)
De un momento a otro, toda la información que llegaba se suspendió. Los medios,
por mandato del Ministerio de Comunicaciones se vieron en la obligación de
emitir a través del tubo catódico y de las ondas hertzianas el partido
Millonarios-Unión Magdalena que se jugaba en El Campín.
Noemí Sanín, ministra de comunicaciones, expidió esa orden alegando que la
guerrilla sabría cuáles serían los movimientos que daría el ejército para
retomar el Palacio. También se leyó esa decisión como una clara censura de
prensa a esa hora (8:30 de la noche) ya que justo en ese instante se estaba
cuajando un golpe de estado de las fuerzas militares contra Belisario Betancur.
El país no quería saber nada de fútbol ese día. Incluso la
decisión de que se pasara el partido se tomó al parecer horas antes, temiendo
que los enfrentamientos se recrudecieran como en efecto ocurrió. Hubo un bache
informativo casi hasta la madrugada, solo cuando se dio el parte de que la sede
judicial había sido rescatada con un simbólico cañonazo disparado por un tanque
de guerra tipo Cascabel.
La angustia de las 100 familias que perdieron a sus seres queridos esa trágica
jornada se acrecentó porque veían a Pedro Vivalda, a Tribilín Valencia, a Omar
Rodolfo Porté y a Juan Gilberto Funes cuando lo que se necesitaba era poder
observar si sus familiares salían vivos de la pira en la que se transformó el
edificio de las cortes.
Millonarios ganó 2-0 con goles de Juan Gilberto Funes pero el país perdió la
oportunidad de estar debidamente informado.
Siete días después, el 13 de noviembre, no hubo partido para tapar la avalancha
de Armero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario