12/9/16

Jesse Owens vs Luz Long |1936| El amigo alemán de Jesse Owens


Luz Long y Jesse Owens
El estadio olímpico de Berlín fue en 1936, durante los Juegos, escenario del triunfo de un atleta afroamericano llamado Jesse Owens. Éste hizo enfucerecer a Hitler, dispuesto a convertir aquel acontecimiento deportivo en la mejor propaganda para el régimen Nazi y la supremacia de la raza aria. La historia ha convertido en héroe al atleta de Alabama, aunque el gesto de mayor calado lo protagonizó un atleta alemán llamado Luz Long que ante los ojos del dictador ofreció un gesto de gigantesca humanidad y respeto al deporte.

Por: JUAN CARLOS ÁLVAREZ

Luz Long había nacido en Leipzig en 1913. En los Juegos de Berlín en 1936 constituía el ideal deportista para el régimen nazi: había terminado sus estudios como abogado, era alto, rubio de ojos azules, disciplinado y un magnífico atleta. En definitiva, uno de los deportistas con los que Hitler quería mostrar al mundo la supremacía de la raza aria porque aquellos Juegos, por encima de todo, pretendían ser la mejor propaganda para su ideología.
Alemania cumplió de forma brillante en aquellos Juegos –lideró el medallero con amplitud– pero el efecto que Jesse Owens tuvo en la opinión pública tiró por el suelo toda la estrategia propagandística nazi. Un negro con cuatro oros se había convertido en el héroe de los Juegos. Por eso cobra mayor relevancia el comportamiento que Long tuvo durante aquella competición.

El atleta alemán tenía una misión: arrebatar a Owens el oro en el salto de longitud, una disciplina en la que el de Alabama parecía intocable. Pero Long tenía a su favor su capacidad competitiva y el hecho de estar más descansado que Owens, sometido a un intenso castigo en busca de los cuatro oros. El día de la calificación de longitud Owens se sentía muy cansado después de ganar los cien metros con récord del mundo. Sólo se pedían 7.15 metros para estar en la final. Long cumplió el expediente a la primera. El americano, en cambio, hizo dos primeros saltos nulos mostrando evidentes problemas para ajustar la carrera y la batida. La leyenda dice que los jueces, presionados por el "entorno", le hicieron alguna jugarreta, pero jamás se pudo comprobar nada extraño. La cuestión es que Owens estaba nervioso antes de su tercer y definitivo salto. Long se acercó para presentarse. Conversó con él un rato y le convenció de cambiar determinadas distancias en su carrera de aproximación a la tabla: "No te hace falta arriesgar para hacer esa distancia, estás muy por encima de ella". Aquello podría ser considerado un intento de desestabilizar a un rival en un momento clave de la competición. Pero Owens siguió sus consejos al pie de la letra y consiguió el salto que buscaba para estar en la final. Dos días después se ven las caras en busca del oro. Es ahí donde Long muestra su carácter en la competición. Su primer salto le lleva a 7.87, su mejor marca personal y una seria amenaza para Owens que tampoco se siente cómodo. Es en el quinto salto cuando da muestras de su enorme potencial y se va a 8.06 metros. El estadio se queda asombrado por la magnitud del registro y por la reacción de Long que salta entusiasmado y acude el primero a abrazar y felicitar al rival. Un ejemplar de la raza aria rendía homenaje ante casi cien mil personas a un negro venido del sur de Estados Unidos. Hitler, completamente desairado, abandona el palco consciente de que acababa de perder sus olimpiadas. Aquel detalle de humanidad y generosidad le saldría caro a Long. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial fue llamado a filas y enviado al frente, algo que no sucedía con los deportistas de élite que ejercían otra clase de cargos mucho más gratificantes. En la batalla de la isla de Sicilia, en 1943, Long fue herido y moriría en un hospital de campaña un par de días después. Pasada la guerra Jesse Owens viajó a Alemania para conocer a su familia e incluso costeó los estudios de su hijo; el COI le distinguió con la Medalla Pierre de Coubertin, su máxima distinción. El atleta americano dejaría en su visita a la tierra de su amigo y rival una cita inolvidable: "Se podrían fundir todas las medallas que gané y no valdrían nada frente a la amistad de veinticuatro quilates que entablé con Long en aquel momento". La organización del Mundial de atletismo reunirá este fin de semana a las familias de ambos deportistas, un detalle que ellos seguro agradecerían.

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