Por: Edwin Medina S.
Chile es un pequeño y pobre país. Pensar que Chile puede
recibir el mundial es una locura. La ciudad sólo tiene 700 camas de hotel. Los
teléfonos no funcionan, y los taxis son más raros que los maridos fieles".
Antonio Ghirelli dirigente italiano.
En 1962 por fase de grupos de la Copa Mundo se jugó un partido de extrema violencia, alimentado por la prepotencia de la prensa italiana. Recordemos.
En 1962 por fase de grupos de la Copa Mundo se jugó un partido de extrema violencia, alimentado por la prepotencia de la prensa italiana. Recordemos.
Se le llamó la Batalla de Santiago al encuentro disputado
entre Chile e Italia en el Mundial de fútbol de 1962.
La guerra entre estos dos contrincantes ya estaba pactada
desde antes del comienzo del mundial, ya que Chile fue víctima de un terremoto
en 1960 lo que le impediría realizar el evento. A pesar de todo, Chile recibió
el apoyo de todas las federaciones participantes, excepto una, la Federación de
Italia. En una comunicado a la FIFA, el país itálico le explicaba a los mandamás
del fútbol porqué la Copa Mundo de 1962 no se debería disputar en Chile. La
carta alegaba: falta de infraestructura, enormes saltos de temperatura, extrema
pobreza, y de ser Santiago el símbolo de lo que es un país subdesarrollado, con
enormes problemas de desnutrición, prostitución, miseria y vandalismo.
Los “argumentos” de los italianos no cayeron para nada bien
en el país austral. Pero al final de cuentas el mundial se terminó realizando
en territorio sudamericano. Pere esa no fue la peor noticia para la “azzurra”,
luego del sorteo para la frase de grupos del torneo, los italianos quedaron en
el mismo grupo de los locales.
El día tan esperado del encuentro entre estas dos
selecciones llegó el 2 de junio de 1962. Clima tenso, miradas de rencor,
derroche de odio, aversión acumulada. Ingresar al estadio Nacional de Chile era
para los italianos era como entrar mismísimo tártaro. Era tanto el temor de los
europeos que la estrella del equipo el italiano Omar Sivori se negó a jugar, -y
eso que Sivori era de origen Argentino-.
La guerra ha empezado. A los doce segundos la primera falta,
y a los siete minutos el primer expulsado. Fue un violento golpe del delantero
Ferrini al chileno Landa. Ferrini se negó a dejar la cancha, luego de unos
minutos tuvieron que ingresar los carabineros y llevárselo en arresto. Landa
quería revancha y minutos después golpeó en el pecho a un desprevenido Humberto
Maschio, el árbitro no vio, o mejor, no quiso ver nada. El cronometro siguió
avanzando, No parecía un partido de fútbol, sino una batalla de boxeo. Poco se
jugaba, el partido era lento. Discusiones. Broncas. Puños a la mandíbula, al
pecho, a las costillas. Patadas voladoras. Abusos al reglamento. Camisetas
bañadas en sangre. Jugadores arrestados, en fin, una tarde de extremada crudeza
y severidad. Una vez más un estadio de fútbol fue testigo del salvajismo de los
mortales.
A sí, y Chile ganó dos goles a cero. Y se sacó la espina ante los bufonescos italianos que habían insultado su orgullony se mostramos insolidarios ante la tragedia del país sudamericano.
A sí, y Chile ganó dos goles a cero. Y se sacó la espina ante los bufonescos italianos que habían insultado su orgullony se mostramos insolidarios ante la tragedia del país sudamericano.
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