Hinchas ingleses en el estadio de Munich 2001. |
“Parecía
que Wilson Reyes iba a pasar por la guerra como una bandada de pájaros
reflejada en un cristal, pero una mañana su brigada al completo marchó a una
operación en un pueblo cercano y Reyes ya no volvió. (…) A su paso, los
camiones dejaban un rastro de tristeza que olía a nieve y gasolina. El Flaco
vio cruzar a los colombianos supervivientes, distribuidos en varios jeeps
abiertos, pero no pudo distinguir a Reyes entre ellos; no se le ocurrió ni por
un solo instante, que su amigo Reyes se hubiera pasado al bando de LOS QUE YA
NO VUELVEN.
Fragmento tomado del libro “El ladrón de morfina” de “Mario Cuenca
Sandoval”.
Por:
Edwin Medina.
Todos
en algún momento de nuestra vida hemos tenido que pasar a un ser querido al
bando de: “Los que ya no vuelven”. Suele pasar sobre todo en la guerra, porque
en ésta, las amistades son más sólidas, más fieles, que en otros lugares, y
como no serlo, si la muerte acecha a cada instante y no se sabe si habrá mañana
para volver a ver a los colegas de trinchera.
El
fútbol es la continuación de la guerra por otros medios, aseguró hace ya
bastantes años el gran periodista inglés George Orwell. En el deporte más
popular del mundo continuamente al igual que en la guerra vemos como ídolos año
tras año pasan al bando de Los que ya no vuelven. Este año fue el turno de los
hinchas de Liverpool que no volverán a ver a su eterno capitán Steven Gerrard y
hace unos años los hinchas del Manchester United debieron despedir en
seguidilla a Paul Scholes, luego a Alex Ferguson y luego a Ryan Giggs, duro
golpe para los reds.
La guitarra
rápida de Mick Fairbairn y la voz de Mark Brennan con tono de sarcasmo alegría y
rabia le dieron vida a aquella canción llamada: England 5 Germany 1. Cantada por
la banda de punk británico The Business, dedicada a ese grupo de jugadores que
humillaron a la poderosa Alemania en su propio territorio allá por el 2001.
Aquel
encuentro se daba por las eliminatorias europeas para la Copa Mundial 2002, pero
no sólo era eso, en realidad era la
reanudación de las hostilidades basadas en décadas de rivalidad mortal y
derrotas dolorosas para los ingleses: La victoria de Alemania en Wembley en la
Eurocopa 96, la derrota inglesa en semifinales de Italia 90, la derrota por 3-2
en México 70. Estos fueron los resultados más dolorosos para los creadores del fútbol ante su némesis absoluto.
Pero el triunfo 5-1 ante Alemania generó un desahogó para la fanaticada de la
isla por el peso de la historia y la creencia de que Inglaterra comenzaría a
saldar cuentas pendientes.
Inglaterra
saltó al campo de juego aquel día con Emile Heskey y Michael Owen, atacantes
peligrosos, veloces, potentes. David Beckham, el pie más suave de Europa,
siempre sonriente, sereno, haciendo pases perfectos. Junto a él, Steven Gerrard
y Paul Scholes en el centro del campo con un rendimiento de alto nivel. Eran
los volantes cinco perfectos, o por lo menos en ese partido lo fueron. En tanto
fútbol que vi en mi vida, me atrevo a decir, que son los mejores que vi en toda
la historia de Inglaterra. Siempre pasando desapercibidos, les importaba poco la
publicidad, el show, el merchandising, siempre claros sobre el césped,
eficaces, veloces mentalmente. Son aquellos hombres que no ganan Balones de Oro,
si no que los fabrican, como lo diría Xavi Hernández, cuando el mundo le pedía
una explicación al crack catalán de por qué él e Iniesta no ganaron el Balón de
Oro 2010 luego de ganar el mundial de fútbol.
En aquel
duelo Owen sería la figura para la prensa inglesa ya que el veloz delantero marcó
tres de los cinco goles. Pero lo que jugó Gerrard y Paul, los cracks invisibles
fue apoteósico, corrieron por toda la cancha, erraron pocos pases, fueron un
tutorial del cinco perfecto: La recupero, la toco, busco el espacio, vuelvo y
la entrego, festejo. Si no, miren el último gol de Inglaterra, lo que hizo Paul
es de crack. O el tercer gol de Owen, lo que hace Gerrard es increíble,
recupera la esférica y hace un pase a lo Valderrama o a lo Riquelme, para dejar
mano a mano a su compañero frente a Oliver Kahn. Unos genios.
Aquella
victoria inglesa fue más allá de términos futbolísticos, es más sobre la superación
de los obstáculos mentales, más que las físicas o técnicas, y esa gran
generación de jugadores lograron hacer descansar algunos de los fantasmas de la
Inglaterra del pasado.
Ya no
están en las canchas, Paul, se retiró en silencio, se nota que siempre odió ser
el centro de atención. Gerrard naufraga el epílogo de su carrera por tierras estadunidenses,
allá bien lejos de su amor eterno Anfield Road, tratando de olvidar aquel
maldito resbalón que le arrebató la Premier League. Será imposible para él
olvidarlo, como será difícil para nosotros los amantes de los crack invisibles
olvidarnos de ellos.
No se como llegue aca jeje, pero tienes razon, los delanteros elite no serian nada sin estos mounstros del medio campo. Y lastima q xavi e iniesta no hallan ganado un balon de oro en su carrera.
ResponderEliminarNos vemos