Por Redacción BBC
Transcurría el año 1983. El club brasileño Corinthians
saltaba al engramado del estadio Morumbi a disputar la final del Campeonato
Paulista contra el Sao Paulo con una enorme pancarta en las manos: "Ganar
o perder, más siempre con una Democracia".
Fue el momento álgido de un movimiento que había nacido un
año antes y que no sólo estaba sacudiendo las bases del fútbol en Brasil, sino
que contribuía a la efervescencia democrática de la época en un país que
llevaba dos décadas bajo el control de un régimen militar.
A la cabeza sobresalía la figura de uno de los futbolistas
brasileños más reconocidos en el mundo, tanto por ser el capitán de uno de los
más grandes equipos que se recuerdan, como por su férrea defensa a sus
convicciones ideológicas: Sócrates.
"Él lideró el movimiento de poder de los jugadores
dentro del Corinthians basada en la ideología de un hombre, un voto", le
recordó a la BBC el escritor inglés Andrew Downie, autor de la biografía más
completa de quien fuera conocido como el doctor del fútbol.
"Eso le dio voz por igual a todos los jugadores, fuere
el capitán de Brasil o el arquero reserva, pero también al utilero o al
masajista. Todos los votos valían lo mismo y entre todos decidían cualquier
cosa, desde los viajes, los horarios de entrenamiento y el reparto equitativo
de los premios".
Esa revolución, conocida como la "Democracia Corinthiana",
fue recogida en un documental que hace algunos años llevó al cine el director
brasileño Pedro Asbeg.
"El período que va de 1982 a 1984 es único, no existe
nada igual en el fútbol", resaltó Asbeg en una entrevista con BBC Brasil.
Según Downie lo que ocurrió en el club de Sao Paulo hubiera
tenido un fuerte impacto en cualquier época, pero que tuvo especial repercusión
al tratarse del Brasil de principios de los años 80, en pleno régimen militar.
"Estamos hablando de un país que había vivido 20 años
de gobiernos represivos, de dos generaciones de brasileños que no habían vivido
en democracia, que no habían experimentado la libre expresión de la gente, el
sentido de representación".
"Lo que hizo Sócrates es que brindó estos conceptos a
la gente", enfatizó Downie, además de servir de mensajero sobre los
problemas que sufría la población.
"Cuando alguien le preguntaba sobre las tácticas para
el siguiente partido o donde jugaría en el campo o las características del
rival, él respondía rápido y luego hablaba del sistema de salud, de educación o
la necesidad para mejores salarios", recordó.
En esta entrevista también comentó que a un año antes de su
muerte, Sócrates reconoció que siempre sintió que esa era su obligación.
"La gente me dio el poder de decir las cosas, entonces
yo las digo por ellos. Si yo estuviera del otro lado, del lado de la gente, no
habría nadie que escuchara mis opiniones".
"Lo mejor que el fútbol me dio fue la oportunidad de
conocer a los seres humanos", contó.
"Conocí a personas que sufrieron muchísimo y también
conocí el otro lado de la sociedad, los que lo tienen todo".
Destacó que lo que ocurrió en el Corinthians aceleró la
velocidad del proceso de cambio, dada el poder de movilización del fútbol, y
también lo calificó el período de oro del club como una muestra que legitimaba
en el campo el sistema de participación colectiva.
Antes del surgimiento de la "Democracia
Corinthiana", en 1981, el club atravesaba un período de crisis, descendido
a la categoría de plata y eliminado de la fase final del campeonato paulista.
En los años siguientes conquistaría el título dos veces,
algo que no había ocurrido en más de tres décadas.
"La gente escuchaba y lo apoyaba y le dio a Corinthians
una imagen de equipo del pueblo, aumentando el número de personas que lo
seguían, que querían que les fuera bien dentro del campo", destacó Downie.
"Eso también le añadió más presión para lograr los
resultados porque a los militares no les gustaba".
Pero el ejemplo del Corinthians, de éxito deportivo dentro
del campo y social fuera de él, no perduró en el tiempo, ni siquiera con el
regreso de la democracia a Brasil en 1985.
"En las elecciones internas del club ese año, la
plancha apoyada por los jugadores fue derrotada", recordó Asbeg, "lo
que generó protestas en un sector de la afición que forzó la salida de la nueva
directiva esa misma noche".
Fue sólo un espejismo en el rumbo que mantendría el fútbol
en general.
"Sócrates siempre se sentía frustrado porque ese
ejemplo nunca fue seguido", expresó Downie.
"Una de las razones por la que todavía estamos hablando
de la Democracia Corinthiana hoy es que nunca se ha repetido en el fútbol.
Ninguno de los grandes clubes en el mundo le ha dado el poder a los jugadores
de hablar en voz alta, de influir en el manejo del equipo de la forma que
Corinthians lo permitió, de la manera que impulso Sócrates".
"Nadie asume una clara posición ideológica en los
problemas de la vida diaria, como los derechos humanos, inmigración o Brexit,
ninguno dice nada".
"Y eso había sido una gran decepción para
Sócrates".
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